Mi Secreta Felicidad... Recibir su visita todos los días... varias veces al día... Y ser casi su "esclava"... Es muy demandante... Dejó de golpearse contra el vidrio - como hacen todos los diucones. Comenzó a comer de mi mano... Y a picotear el vidrio para avisarme que tiene hambre... Y la sutileza de su posarse en mis dedos de a poquito se transformó en fuerza que hiende mis uñas... Le gusta que le cante... y le canto... pero sólo viene con una canción waldorf ... Hasta me trajo a su pareja... La trajo a mí, pero la molestaba cuando ella venía a comer de mi mano... Quizá para conquistarla y mostrarle que él sabe dónde encontrar comida... Y en estos días viene todo despeinado, las plumas revueltas... se ve que está sacándose plumitas para calentar el nidito. Ya no viene tan seguido. Bueno... en realidad, sí viene. Le dejo comida en la ventana por si no me encuentra. Lo extraño. Quizá ... ¿me traerá a sus crías? El Cielo me ha bendecido con este Amigo a...
Cuando todo se para… Cuando las circunstancias a tu alrededor te obligan a detener tu ritmo cotidiano, a veces te encuentras en una interesante situación de no saber qué hacer… Incluso no hay ánimo para hacer lo que uno sabe que había que hacer desde hacía tiempo. Todo está ahí, frente a uno… Se tiene el tiempo para ello, pero uno no sabe por dónde empezar, porque no estaba en los planes tener tiempo para hacerlo. El escapismo a través del televisor, los videogames, internet, los mensajes de texto, se encuentra a la orden del día. Pero no alcanzan a llenar el vacío generado por el quiebre del ritmo que nos sostenía. Entonces… cuando todo se para… tal vez sea una oportunidad para detenernos y observar: a nosotros mismos, nuestra vida, el sentido de lo que hacemos y lo que verdaderamente queremos hacer. Algo similar sucede con la enfermedad. No importa su gravedad, ...
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