En busca de sentido. In search of sense.
El sentido de la vida,
el sentido de nuestras acciones,
nos son desconocidos sin una búsqueda interna,
un indagarnos profundamente.
El sin-sentido hunde la psiquis en la depresión,
en la infelicidad…
y en la apatía educativa.
¿Cómo hacer para renovar la tarea educadora
de padres y docentes
en función de una búsqueda de sentido?
Tal vez esta pregunta suene utilitaria.
Más bien podríamos preguntarnos:
¿Para qué habría de renovar la tarea
que me toca como educador?
El porqué de la necesidad
de redimensionar la educación
está a la vista de quien se tome un tiempo
para observar a su alrededor:
el sin-sentido se ha apoderado de adultos, jóvenes y niños.
Entonces nos proponemos enfocarnos
en la búsqueda de sentido.
Podemos preguntarnos seriamente:
¿Para qué estamos educando a los niños, a los jóvenes?
Pero esta pregunta no puede simplemente responderse
en una plenaria docente o reunión de padres,
por ejemplo, y archivarla en actas.
Una reflexión seria, personal
–luego vendrá lo grupal, lo institucional- ,
continua, constante, perseverante,
de modo que uno mismo, adulto, descubra
“el sentido concreto, único y singular de cada situación”.
Esto es un verdadero “proceso de búsqueda”.
Este es el gran problema
de padres y maestros como educadores:
comprender uno mismo,
antes que depositar en los niños
la expectativa de comprensión.
Porque es común que labremos
un conjunto de teorías, de objetivos,
que intentamos aplicar o
“llevar a la práctica” con los niños,
pero que no solamente no tienen sentido para ellos,
sino que tampoco tienen sentido para nosotros.
Y también es común que, ante el sin-sentido
de lo que estamos haciendo en la rutina cotidiana,
simplemente nos engañemos a nosotros mismos.
No hay un serio mirarse a sí mismo.
No hay investigación.
Alejandra Rotf.
¿Por qué algunos docentes dejan de encontrarle sentido a lo que hacen? ¿perdieron sus ideales de antaño? ¿no era ésta su vocación y fue la vida los que los "obligó" a seguir la senda? Creo que la respuesta es siempre personal, nos obliga a mirarnos hacia adentro, y hacia la propia historia. Tal vez una educación conductista y represiva, tal vez maestras con pocas ganas o cero creativas...Siempre la memoria es buena porque nos permite saber de dónde venimos para proyectarnos hacia adelante.
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